La próstata agrandada comprime y obstruye la uretra, lo que causa síntomas urinarios molestos como una necesidad urgente de orinar, dificultad para iniciar el chorro de orina, necesidad de empujar o de hacer fuerza para orinar, goteo posmiccional, vaciado incompleto, chorro de orina débil, aumento de la frecuencia urinaria, ardor o dolor al orinar y micción nocturna frecuente.1,2 Por suerte, existen opciones de tratamiento que pueden mitigarlos.
La mayoría de los hombres que conviven con los síntomas de una próstata agrandada (HPB) toman los medicamentos recetados después del diagnóstico, aunque estos a menudo no proporcionen un alivio adecuado y puedan ocasionar mareos, fatiga y disfunción sexual. No obstante, la medicación no tiene por qué representar una carga de por vida y los hombres tampoco tienen que esperar hasta que la cirugía sea necesaria para solucionar su problema. De hecho, ya se puede evitar la cirugía tradicional por completo.
Si sus síntomas son leves o no resultan molestos, puede que el médico se limite a vigilar su trastorno y a pedirle que esté pendiente de sus síntomas antes de decidir si se requiere algún tratamiento. A medida que avanza la HPB, dejarla sin tratar puede causar un daño permanente de la vejiga.3
No hay cura farmacológica para la HPB, pero su médico podría recetarle medicamentos para controlar sus síntomas. Entre dichos medicamentos están los alfa-bloqueantes, que relajan los músculos que rodean el cuello de la vejiga y así permiten orinar con más facilidad, y los inhibidores de la alfa-reductasa, cuya acción reduce el tamaño de la próstata. Si bien los medicamentos ayudan a aliviar los síntomas en algunos casos, los pacientes deben seguir tomándolos para mantener sus efectos.
Los medicamentos recetados tienen un problema: su eficacia no siempre es adecuada y pueden causar mareos, fatiga y disfunción sexual. Estos y otros efectos secundarios representan una carga innecesaria y pueden hacer sentir a los hombres mayores de lo que son.4
El sistema UroLift es una opción probada para los pacientes que buscan una alternativa a los medicamentos o a la cirugía mayor. El tratamiento sencillo con el sistema UroLift se suele practicar en un entorno ambulatorio y consiste en la colocación de pequeños implantes para mantener abierta la vía obstruida que impide el paso de la orina, lo que corrige la obstrucción en lugar de tratar de manera continuada los síntomas de la próstata agrandada (HPB).
Este tratamiento no requiere medicación constante, cortes, calentamiento o extirpación del tejido prostático. El sistema UroLift proporciona un tratamiento probado con un riesgo mínimo de efectos secundarios, al tiempo que preserva la función sexual*5. El objetivo del tratamiento con el sistema UroLift es aliviar los síntomas, de manera que la persona pueda reanudar su vida y actividades cotidianas.
Entérese de cómo funciona el tratamiento con el sistema UroLift o visite nuestra página de Preguntas frecuentes para obtener más información sobre los beneficios, los riesgos y la convalecencia.
*Ausencia de disfunción eréctil o eyaculatoria nueva y persistente.
Las termoterapias son terapias moderadamente invasivas que aplican energía térmica en forma de microondas, radiofrecuencia o vapor (p. ej., de agua) directamente sobre el tejido prostático. Estos tratamientos son menos invasivos que la RTUP (véase más abajo), por lo general resultan seguros, se pueden realizar con anestesia local y ofrecen un alivio moderado de los síntomas a algunos pacientes. La aplicación de alta energía térmica sobre la próstata puede causar un edema tisular y síntomas urinarios molestos durante el período de convalecencia. En las intervenciones de termoterapia se observa también cierta incidencia de disfunción eréctil y eyaculatoria. A menudo, los pacientes necesitan una sonda vesical durante el período de recuperación.
La cirugía prostática con láser consiste en aplicar una luz concentrada para generar un calor preciso e intenso que destruye el exceso de tejido que puede estar obstaculizando el flujo urinario. El tratamiento con láser reduce los riesgos de sangrado de la RTUP convencional. Sin embargo, como también se destruye tejido prostático, podría aparecer edema tisular. Normalmente después del procedimiento hay que insertar una sonda vesical. Las intervenciones con láser más habituales se denominan «vaporización fotoselectiva de la próstata» (VFP) o enucleación de la próstata con láser de holmio (EPLHo). A pesar de la mejoría del flujo de orina, los datos clínicos de la VFP revelan una incidencia potencial de disfunción eyaculatoria del 42 %.4
Durante la resección transuretral de la próstata (RTUP), los pacientes se someten a anestesia general para extirparles el tejido prostático. Una vez extirpado este tejido, el paciente puede pasar un periodo de recuperación en el que se presenten problemas molestos a corto plazo, como sangrado, infección, disfunción eréctil e incontinencia urinaria. Los pacientes necesitan llevar una sonda vesical durante varios días después de la intervención. El alivio sintomático no siempre es inmediato, pero la cirugía proporciona a algunos pacientes el máximo alivio sintomático durante mucho tiempo. La RTUP puede causar efectos secundarios en el plazo largo, como orgasmo seco (eyaculación retrógrada), disfunción eréctil o incontinencia (pérdida involuntaria de orina).4
El International Prostate Symptom Score (IPSS) es un método utilizado para el cribado y el diagnóstico de la hiperplasia prostática benigna (HPB). La encuesta formula siete preguntas sobre síntomas urinarios y una sobre calidad de vida para determinar la gravedad de su HPB.
Información original
1. Abrams, et al., Neurourology and Urodynamics 2002
2. Maximilian, et al., BJU Intl 2012
3. Tubaro et al. 2003 Drugs Aging
4. AUA 2003 Guidelines
5. Roehrborn et al. Can J Urol 2017
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